Mi primera respuesta fue "¿Por qué? La respuesta de tu madre fué porque yo era más tu familia que muchos de ellos, quitando a tus hijos de esa afirmación. Acepté, porque muchas veces platicamos de eso.
Entonces hice una lista de las cosas por decir, y comencé a recordarlas.
Me conociste cuando nací, fui creciendo y te veía como el amigo de papá, fuí mamá a los 17 y te convertiste en mi ángel de la guarda.
Venía caminando empujando una carreola y te acercaste para decirme: "ven las llevo", intentaste doblar el carruaje de mi hija y no pudiste, cambiamos de papel y cuando la cargaste me dijiste que siempre estarías para nosotras. Lo cumpliste.
Seis meses después estaba mudandome y tú cargando cajas a mi lado. Recuerdo que me dijiste que tenía muchos libros y no tenía un librero, hiciste uno y lo llenaste.
Siempre me acompañaste.
Teniamos una blackberry, pero te gustaba escribirme correos electrónicos, apareció el WhatsApp, pero seguías enviando correos electrónicos, nos llamábamos y veíamos diario, pero seguías mandando correos electrónicos.
Encontré muchas notas, muchos poemas, muchas cartas, muchos libros, muchas películas, muchos temas.
Y es que entré nuestros quince años de diferencia, el alma jóven y el alma vieja, puedo decir muchas cosas.
Más tarde escribiré tu despedida, por ahora escribo que me haces falta.